top of page

Enterrados con ellos

  • Foto del escritor: Johan Andrés Paloma
    Johan Andrés Paloma
  • 24 nov 2024
  • 2 Min. de lectura

Escribió el venerable taurino de izquierdas, finado Alfredo Molano Bravo, en Cartas a Antonia, con respecto a la Revolución Cubana y su marcescible realidad, que "En Santiago suena todavía el son cubano, pero los revolucionarios envejecieron bailando, haciendo colas, aguantando hambre y aplazando día a día el futuro. Cuando ellos mueran —y están muriendo—, creo, mi amor, que la Revolución cubana, la gloriosa, será enterrada con ellos y con nosotros". La muerte del doctor Francisco Páez deja en el toreo colombiano un hondo vacío, un silencio y una lamentación que nos permite levantar de nuevo el testuz para divisar frente a nosotros el árido panorama, el incierto futuro y el posible olvido que seremos, sector inerme. Un hombre que encajonó en su corazón el poemario de la historia taurina nacional no puede pasar desapercibido tras su partida. Eterno descansó a un taurino de raza como lo fue el Doctor Páez. Pero no es sólo la muerte de tan insigne médico, sino que es la muerte que ha tocado la vida de otros tantos taurinos de época, del pasado, de los románticos en vía de extinción que ya no nos acompañan más; hombres y mujeres que pudieron dejar su libertad y su integridad misma en las tantas batallas huelguistas o en las acciones de presencia en el Capitolio Nacional; hombres y mujeres que incluso pudieron morir de pena observando tan opaco presente. Ante nuestros ojos cruzan los recuerdos de Antonio Caballero, Don Fermín Sanz de Santamaría, Iván Parra, Fermín Hernández, Manuel Prieto "Ramona", Esneda y Javier Santos "La Fiera Santos", entre muchos más. Los históricos de la vieja guardia nos abandonan poco a poco, los personajes de romance y torería, los de recuerdos y epopeyas en las plazas de Bogotá, Medellín, Cali o Cartagena, parten sin más, a un eterno descanso, a uno donde no se deba observar nuestra falta de coraje, de estrategias, de unión o nuestra simple opresión; ¡cuán gratos prados! Aquellos que nos pudieron enseñar el cómo enfrentar este Leviatán han silenciado sus toques desde el callejón. Tal vez debamos cambiar algunas palabras de la cita de Molano, tal vez debamos decir: Cuando ellos mueran —y están muriendo—, creo, mi amor, la Tauromaquia colombiana, la gloriosa, será enterrada con ellos y con nosotros.

Comentários


Lo último

bottom of page